Alberto Giacometti, el profundo artista que consideraba imposible terminar del todo una obra
Desde su muerte en 1966, a los 64 años, el creador suizo se ha convertido en uno de los más influyentes y cotizados creadores del siglo XX.
'Presencia pura', en la National Portrait Gallery de Londres, expone sesenta retratos en papel, lienzo y bronce que prueban la gran calidad humanista de un artista total.
Son especialmente emotivos los óleos de su esposa Anette, Isabel Nichol —que más tarde se convirtió en musa de Bacon— y la prostituta Caroline.
(Fondation Giacometti, Paris and ADAGP, Paris) 2015)
Retrato del escritor francés Jean Genet pintado por Alberto Giacometti (© The Estate of
El artista suizo Alberto Giacometti (1901-1966), uno de los más influyentes y cotizados del siglo XX —su figura en bronce L'Homme au doigt (El hombre que señala, 1947) fue subastada en mayo de 2015 por 141,3 millones de dólares, récord histórico en esculturas—, opinaba que la única forma de abordar una obra es convencerse de que terminarla es imposible ("la gran verdad es que cuanto más trabajas en una pieza más sabes que nunca la culminarás"). También añadía que sólo existe un "verdadero color", el gris, y que todo artista está condenado a una profunda soledad ante la cual "la única defensa es actuar como un niño". Conocido por los bronces que destilan movimiento de figuras humanas, esquematizadas como si se tratase de sombras pendulares, Giacometti fue también un excepcional pintor. Lo demuestra la exposición Pure Presence (Presencia pura), que acaba de inaugurar la National Portrait Gallery de Londres. En cartel hasta el 10 de enero de 2016, la muestra es una de las más completas de los últimos años entre las dedicadas al gran maestro de la abstracción derivada de los "bloques de sensaciones del inconsciente".