La serpiente tatuada de la madre de Churchill
Una mujer observa con rostro serio y unos penetrantes ojos claro directamente a cámara. Pero no son los ojos de Olive Oatman, nacida en 1837, en Illinois (EE UU) lo que llama la atención de espectador. Hay que mirar un poco más abajo, a su barbilla. Unas rayas negras perfilan su mentón. Oatman es considerada la primera mujer tatuada occidental de la historia, pero por desgracia fue contra su voluntad. La tribu india de los Tolkepayas la raptó después de asesinar a su familia y pintó estas marcas en su rostro como parte de un ritual. Cinco años después volvió junto a unos familiares y contó su historia. El relato queda recogido por Margot Mifflin en su libro Bodies of subversion. Se trata de la historia de la relación entre tatuajes y mujeres, a veces tormentosa, a veces de liberación.