Una exposición, coproducida por el Museo Picasso de París y la Tate de Londres, recopila más de un centenar de obras del pintor malagueño creadas durante ese año en pleno apogeo de su romance con Marie-Thérèse Walter.
Esta joven sueca, que se convertiría en madre de su hija Maya, inspiró alguno de sus más celebrados trabajos. Entre ellos: El sueño, Mujer frente al espejo y Desnudo, hojas verdes y busto.

Cuando un artista se enamora, además dar rinda suelta a la pasión, suele originar también un momento de creación muy fructífero. En el caso de Picasso y Marie-Thérèse Walter, su intenso amor dio lugar a algunas de las obras cumbre del pintor malagueño. Se conocieron en París a la salida de las galerías Lafayette en 1927 (cuando todavía estaba casado con la bailarina Olga Khokhlova) y de una u otra manera estuvo presente ne su obra hasta 1955 (le inspiró, incluso, dos personajes del Guernica). Ella tenía tan solo 17 años, él 45 y se cuenta que la abordó con estas palabras: "Tienes una cara interesante, me gustaría hacerte un retrato, creo que vamos a hacer grandes cosas juntos, soy Picasso". Y vaya si las hicieron.