El comprensible enfado del Presidente de la CEHAT, Joan Molas, con la Comisión Nacional del Mercado y los Valores -CNMV- nos recuerda la necesidad de revisar nuestras estadísticas de turismo para tratar de obtener una información más adecuada a la nueva realidad.

Molas, que califica la actuación de la CNMV de “vergonzante y grotesca“ se queja de la oposición de esta a la norma de Hacienda que obliga a Airbnb y empresas similares a identificar a inquilinos y caseros a efectos fiscales y a otras normas, tanto de ámbito nacional como autonómico, que quieren controlar la actuación de ese segmento de mercado.

Señala el Presidente que el 26% de nuestros turistas se alojan en alojamientos no reglados, es decir más de veinte millones el pasado año, al sumar, basándose en los datos de Frontur, los casi diez millones que dicen alojarse en viviendas en régimen de alquiler -pagando- y los otros diez millones que aseguran que se alojan en casas de amigos y familiares -VFR- gratuitamente, y metiendo en el saco además a un millón y medio que, según el INE, se alojan fuera del circuito comercial pero no se sabe dónde.

A primera vista parece que exagera, si creemos al INE, pero las cifras del World Travel Monitor de la consultora alemana IPK, en mi opinión más ajustadas a la realidad, parecen más próximas a sus tesis. Los datos del INE subestimarían las estancias pagadas en casa de vacaciones y sobreestimarían las estancias con amigos y familiares. Y con razón, puesto que es difícil creer que más de diez millones de turistas vienen, según declaran en la encuesta, a casa de amigos y familiares sin pagar un duro en vez de decir la verdad, que la mayoría ha pagado el alojamiento en su país, sin declararlo ni aquí ni allí, o van a pagarlo en destino sin querer informar de la transacción.

Molas tiene razón al exigir condiciones fiscales, y en ciertas áreas, regulatorias, iguales para hoteles y alojamientos de otro tipo y no debería limitarse al ataque a la CNMV, sino señalar que también es vergonzante y grotesco que el alojamiento turístico de millones de turistas durante sus vacaciones se pague en origen sin que el fisco español se entere.

Es cierto que algunos destinos están intentado controlar la actividad de esas viviendas  pero es necesario que la Administración Central se ponga de acuerdo con las autoridades fiscales de los principales países europeos emisores hacia España para un mayor control de esas transacciones  aun cuando gran parte de esos ingresos quedaran en manos de ellos.

Y desde luego el INE tiene que ponerse las pilas respecto a Frontur. Es imposible que el 21% de nuestros turistas, diez y seis millones no paguen por su alojamiento durante las vacaciones en España, casi el doble de lo que indica el WTM.