Julia Shaw, psicóloga criminalista
Tengo 32 años. Nací en Colonia pero crecí en Canadá y vivo en Londres, donde investigo en psicología y ciencia del lenguaje en la University College. He tenido tres bodas con el mismo hombre y nunca he estado casada. No creo en los hijos. Soy una socialista que bebe champán. No tengo creencias
VÍCTOR AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET
El lado oscuro
De todo el mal te considero capaz: por lo tanto te deseo el bien, decía Nietzsche en Así habló Zaratustra, y eso es lo mismo que intenta demostrar la doctora Shaw en Hacer el mal (Temas de hoy), un estudio sobre nuestra infinita capacidad para hacer daño y una conclusión: el crimen es humano y no nos ayuda a comprenderlo calificar a los asesinos de monstruos inhumanos, pero el terror a identificarnos nos lleva a levantar un muro psicológico y físico entre un ellos y un nosotros. “Tal distinción –nos dice Shaw– no sólo es adversa para la comprensión, sino que también es fundamentalmente incorrecta”. Debemos comprender mejor el lado oscuro de la humanidad mirándonos al espejo.
Nuestra hambre de violencia es mayor ahora que nunca?
La violencia en las películas se ha duplicado con creces desde 1950. La violencia y el sufrimiento humano impregna nuestra rutina diaria más que nunca.
¿Con qué efecto?
Nos lleva a la desesperanza y a asumir que los seres humanos son malos. Pero actualmente la vemos más que la actuamos.
¿Por qué la gente hace cosas terribles?
Porque somos complejos y subestimamos nuestra propia capacidad de hacer daño. Nuestros cerebros están diseñados para el sadismo, y es sorprendentemente común y cotidiano.
¿En todos nosotros hay un asesino?
Los humanos matamos más especies en términos de cantidad y diversidad que cualquier otro depredador y no sentimos remordimientos.
Debemos comprender al asesino y sus motivos.
Desde luego. La falta de deseo de querer conocer a ese asesino que llevamos dentro y a los que están fuera nos lleva a no estar preparados cuando nos enfrentamos a ellos, pero psicológicamente nuestro comportamiento es convertir al asesino en un no humano.
Alguien distinto a nosotros.
Sí, a los que juzgamos como malvados los convertimos en monstruos y hacemos ver que son completamente distintos a nosotros para crear un muro psicológico.
Empatizar con el mal asusta.
Tendríamos que intentar colocarnos en la piel incluso de las peores personas, porque si no lo hacemos el riesgo es que acabemos convirtiéndonos en ese tipo de personas, así es como la humanidad ha cometido las mayores atrocidades.
¿Por qué la gran mayoría de asesinatos los cometen los hombres?
Creo que no conseguimos socializar a los chicos de una manera que tengan una conducta más prosocial y empática. Debemos entender que como sociedad tenemos mucha responsabilidad de los crímenes que se cometen.
¿No es una cuestión de testosterona?
Eso es un mito. La testosterona no hace a la gente violenta ni justifica ningún comportamiento.