Pionero e inventor de la fusión japo-española, recuerda para Alimente sus comienzos y cómo descubrir el universo gastronómico nipón le deslumbró y le cambió la vida

Ricardo Sanz. (Foto: Enrique Villarino)
Un bar. Un tabernero. Y una loca pasión por la comida japonesa. Así comenzó la historia del cocinero Ricardo Sanz (Madrid, 1958), ahora con cuatro estrellas Michelin en sus distintos Kabuki repartidos por nuestra geografía. El chef que revolucionó la purista y ortodoxa cocina nipona para mezclarla con elementos muy nuestros, desde la salsa de tomate al adobo gaditano, está orgulloso de haber logrado su sello propio.
Creador de platos hoy ya icónicos y mil veces imitados como el 'usuzukuri bocata de calamar' o el 'nigiri con huevo frito de codorniz y paté de trufa blanca', fue el pionero de esa cocina que lleva lo 'japo' a la más acendrada españolidad. Pura transgresión en aquellos momentos —ahora lo llaman fusión— a la que llegó por puro aburrimiento. Pero la historia tiene más aristas.