Este mes julio se cumplen 50 años de una inauguración muy especial. Fue concretamente el 18 de julio de 1972 el día en que los madrileños quedaron absolutamente fascinados y sorprendidos cuando pudieron contemplar, totalmente montado y en perfecto estado de conservación, el templo egipcio de Debod. Sí, en efecto, para quien no lo sepa hay un templo egipcio en la capital de España. El edificio se encuentra situado junto al paseo del Pintor Rosales, en el Parque de la Montaña, donde hoy es visitado por miles de turistas. Pero ¿cómo es eso posible? ¿qué hace un antiguo templo ptolemaico en nuestro país?
No, no fue robado, como tal vez crea algún mal pensado, y tampoco, evidentemente, lo levantaron los egipcios en Madrid. De hecho, este pequeño templo, de unos 2.200 años de antigüedad, erigido por Ptolomeo IV entre los años 200-180 a.C. y dedicado al dios Amón de Debod, fue entregado por las autoridades egipcias a España en 1968. ¿El motivo? Pues fue un regalo. Un agradecimiento por la contribución española a la titánica tarea que unió a diversos países del mundo en aquellos momentos: el salvamento de los templos de Nubia, amenazados de muerte, condenados, si nadie hacía nada para impedirlo, a quedar sumergidos bajo las aguas del lago Nasser tras la construcción de la gran presa de Asuán.
Porque la España de aquellos años colaboró activamente en el salvamento de los templos de Nubia. De hecho, en 1960, y bajo la dirección del eminente arqueólogo Martín Almagro Basch, se constituyó el Comité Español para el Salvamento de los Tesoros Arqueológicos de Nubia, que recogió fondos para ayudar al rescate de numerosos monumentos de aquella zona del sur de Egipto además de colaborar en labores de excavación arqueológica. En este contexto, el templo de Debod fue trasladado desde su emplazamiento original hasta la isla Elefantina, en Asuán, en 1961. Finalmente, en 1968, una vez finalizados con éxito los trabajos, el Gobierno egipcio anunció que obsequiaba "al Gobierno español y a su pueblo" con ese pequeño templo "por sus esfuerzos en la contribución a la salvaguarda de los templos de Abu Simbel".
Así, tras el salvamento de numerosos monumentos, entre ellos los imponentes templos excavados en la roca construidos por el faraón Ramsés II en Abu Simbel, que fueron desmontados pieza a pieza y trasladados trescientos metros más arriba en un trabajo de ingeniería que aún hoy nos impresiona, Egipto donó cuatro templos a algunos de los países que habían contribuido a llevar a cabo con éxito tan ímproba tarea: el templo de Dendur fue donado a Estados Unidos, donde hoy puede verse en el Museo Metropolitano de Nueva York; el de Ellesiya, a Italia, donde se exhibe en el Museo Egipcio de Turín, uno de los más importantes del mundo en cuanto a cultura faraónica; el de Taffa fue donado a los Países Bajos, donde se muestra en el Rijksmuseum van Oudheden de Leiden, y por último el de Debod, que fue entregado a España.
De hecho el salvamento de los templos de Nubia fue uno de los proyectos de ingeniería más impresionantes del siglo XX, en el que participaron un gran número de países auspiciados por la Unesco. Fue tal la envergadura de los trabajos que se llevaron a cabo que no exageraríamos en absoluto si los calificáramos de "faraónicos". Y por ello, no quiero acabar estas líneas sin rendir un merecido homenaje a la egiptóloga francesa Christiane Desroches-Noblecourt, la persona que tal vez más empeño puso en el éxito de esta misión, a la que contribuyó con su inmensa erudición y sus ganas de salvaguardar para las futuras generaciones un legado milenario. Y lo logró, apoyada por la Unesco. Contra viento y marea, y a menudo en contra de la opinión mayoritaria de los expertos. Su fuerza y determinación, y su capacidad para unir a todo el mundo en un proyecto común, deberían inspirarnos y hacernos pensar que, sin duda alguna, la unión hace la fuerza.
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ESPECIAL 25 ANIVERSARIO NATIONAL GEOGRAPHIC ESPAÑA
Cipriano es ex alcalde de la localidad de Béjar. Además de ser fundador de un centro de formación para adultos, nos explica cómo la revista le facilitó conocer y poder aplicar ciertas políticas medioambientales. Nos cuenta su particular historia de amor con la revista National Geographic España en este breve documental que hemos realizado con motivo del 25 aniversario de nuestra revista matriz.

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