El conflicto sanguinario en el que España perdió su hegemonía
Tratado de Westfalia
Murieron más de ocho millones de personas, implicó a las grandes potencias de Europa y cambió para siempre la historia del continente. Se cumplen cuatro siglos de la guerra de los Treinta Años, un conflicto sanguinario que arrebató a España su hegemonía. Por Juan Eslava Galán/Fotos Cordon Press
Hace ahora cuatro siglos, el 23 de mayo de 1618, unos calvinistas exaltados arrojaron por una ventana del castillo de Praga a dos emisarios del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Fernando II.
La caída era de diecisiete metros, como de un cuarto piso, pero los defenestrados tuvieron la suerte de aterrizar sobre un montón de estiércol acumulado en el foso del castillo. Cojeando y ayudándose mutuamente pudieron escapar con vida del lance para denunciar el maltrato a su señor.
Este suceso fue el detonante de una guerra que duró treinta años, asoló el centro de Europa causando ocho millones de muertos (dos terceras partes de la población en algunas regiones), implicó a todas las grandes potencias del momento y alteró para siempre el futuro de Europa, especialmente el de España, que cedió a Francia su puesto de primera potencia.