El exiliado argentino que retrató a la ultraderecha en la Transición
El fotógrafo Carlos Bosch llegó a España poco después de la muerte de Franco. Su talento y su astucia le permitieron infiltrarse entre los falangistas de Fuerza Nueva durante más de dos años
4/07/2020
Carlos Bosch (centro) en una imagen del documental 'Sombra de luz' (2018).
A diferencia de otros medios, en CTXT mantenemos todos nuestros artículos en abierto. Nuestra apuesta es recuperar el espíritu de la prensa independiente: ser un servicio público. Si puedes permitirte pagar 4 euros al mes, apoya a CTXT. ¡Suscríbete!
Era 20 de noviembre de 1976 y Carlos Bosch, un joven fotógrafo argentino exiliado, caminaba por el centro de Madrid con sus tres cámaras al cuello. De casualidad, en una esquina, se encontró con una hilera de hombres y mujeres falangistas de Fuerza Nueva. Hacían fila para subirse a un autobús que los llevaría hasta un acto en homenaje al dictador Francisco Franco –aquel día se cumplía el primer aniversario de su muerte– en Paracuellos.
Como si hubiese estado siempre en sus planes, se mezcló entre los fascistas. “¿Usted quién es?”, le preguntó el encargado de repartir los asientos. Bosch lo miró a los ojos, enseñó sus cámaras y lanzó una mentira: “Soy argentino y vengo porque mi padre peleó en la batalla del Ebro y ahora tiene un cáncer terminal. Se está muriendo, pobrecito, y a mí me gustaría llevarle un recuerdo”. “Por supuesto, camarada. Ubíquese en el fondo, donde encuentre un lugar”, respondió, complacido, el organizador.
Una vez arriba recordó el himno falangista que había aprendido de niño en el colegio de curas en Argentina para neutralizar las miradas desafiantes de los hombres de seguridad que viajaban con bates de béisbol. Se puso de pie y gritó: “¡Camaradas! ¡Todos a cantar Cara al sol!”. A pleno pulmón, todos cantaron.