La última gran matanza nazi no ocurrió en un campo de concentración
Arqueólogos alemanes encuentran tres fosas con hasta 208 trabajadores forzados polacos y rusos en el bosque de Arnsberg
Era marzo de 1945 y quedaba muy poco para el final de la Segunda Guerra Mundial. Pero aún había tiempo para que los soldados de la Waffen-SS y la Wehrmacht perpetraran una nueva masacre, aunque esta vez alejada de los campos de concentración. En los bosques de Arnsberg, en Westfalia, los comandos de ejecución de Hitler asesinaron 208 trabajadores forzados polacos y rusos, uno de los mayores crímenes de la etapa final de este conflicto armado.
Los enterraron repartidos en tres fosas, en un espacio que conserva centenares de restos entre Warstein y Meschede, dos municipios de Sauerland, una región montañosa que ocupa el sureste del estadio de Renania del Norte-Westfalia y una pequeña parte occidental de Hesse, en lo que sería el sur de la Antigua Sajonia.