Modigliani, el pintor maldito
Protagonizó una de las tragedias más sonadas de la bohemia artística parisina, y su leyenda negra acabó por oscurecer una obra única: desnudos de una rara elegancia y retratos de una profundidad sobrecogedora. Por M.E./Fotos: Cordon
“Sólo hay una persona en todo París que sabe vestir bien. Y ése es Modigliani“. Lo decía Picasso, a pesar de que ambos no se tenían demasiada simpatía. Trajes gastados de terciopelo, fulares, con porte elegante pese a su economía raída, culto y rabiosamente guapo, Amedeo Modigliani era un seductor nato demasiado aficionado a todo.
A finales de 1919, su muerte era tan anunciada que incluso él mismo llegó a enterarse de la noticia
A los cafés, a la absenta, al hachís, a las mujeres, a los escándalos en las calles, a la poesía y, por desgracia, también a la enfermedad. A finales de 1919, su muerte era tan anunciada que incluso él mismo llegó a enterarse de la noticia. Enfermo de tuberculosis y demasiado joven, 36 años, el mercado artístico vislumbró en el último bohemio el filón que podía deparar su leyenda incluso antes de su fallecimiento: los rumores, que llegaron hasta la galería Hill londinense, donde el italiano exponía diez cuadros, lograron lo impensable sólo unos meses antes: la venta de tres de sus obras.
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