Soy piloto de una compañía 'low cost' y esta es mi historia
La época dorada de los pilotos llega a su fin. Como ya pasó en EEUU, la industria se reinventa con condiciones de trabajo muy distintas, escasa transparencia y muchas incertidumbres
Cabina de un simulador de un A320. (EFE)
Ponerle la grabadora delante hoy en día al piloto de una compañía 'low cost' europea equivale a hacerlo con el Chapo Guzmán. Son necesarias conversaciones con intermediarios, negociaciones, cláusulas de confidencialidad y nombres en clave. Todo para evitar que se revelen detalles que permitan a la compañía en cuestión identificar a su trabajador.
No es solo que el piloto se arriesgue a perder su empleo, nos repiten, sino que además puede acabar en los tribunales, enfrentándose a abogados de primera línea en un proceso judicial por revelar información confidencial y dañar la imagen de la empresa.
Un vistazo a los antecedentes demuestra que los miedos son fundados. Que se lo pregunten a John Goss, piloto de Ryanair despedido a pocos meses de su jubilación y llevado a los tribunales en 2013 por poner en duda las medidas de seguridad de la compañía frente a las cámaras de Channel 4. Otros casos más recientes, como el de Ray Quigley, ocupan estos días la atención de la prensa irlandesa y británica.